En nuestra especie humana existe una tendencia prácticamente universal a categorizar y categorizarnos, a clasificar todo lo que nos rodea y, del mismo modo, a generar grupos de clasificación social, de los que nos consideramos, o no, miembros. De este modo, tendemos a definirnos como pertenecientes a una determinada categoría social diferenciándonos de otras ya existentes; en definitiva, a una constante construcción de nuestras identidades colectivas e individuales.
Los seres humanos, al igual que los demás seres humanos, nos consideramos miembros de una determinada categoría social.